jueves, 7 de diciembre de 2006

El Lagarto De Oro




En el departamento actual de Managua, en la frontera entre malacatoya y la capital estaba situada la hacienda “El tabacal”propiedad de José Cabrera. Ella colindaba al este con el río el acetuno, al norte con el lago Xolotlán, al al sur con las sierritas y al oeste con el volcán Momotombo. En la Hacienda habia una presa legendaria. Cada año al momento del equinoccio de marzo aparecía un lagarto de oro con un hombre a cuestas.Se cuenta que el padre Cabrera, uno de los decendientes del Mio Cid, del lado materno por línea directa, habia venido a tierras americanas en tiempos de la conquista. Se había establecido en el lugar con la hija mayor del cacique de nombre Xochiltxopan. El padre Cabrera era un hombre de una gran ambición y las tierras agrícolas del lugar no le habían proveído la ganancia aspirada. Juliana la cocinera, criada desde su más tierna edad entre los peones,afirma de manera contundente, apesar de sus años, que Don Pedro Cabrera contemporáneo de sus tatatatara…abuelos desapareció una noche de una llena. La última vez que la peonada lo vio fue un atardecer de verano en la cercanías de la presa.Un mirón que prefirió el anonimato dejó correr el rumor desde la mañana siguiente que vio al patron en unas poses poco cristianas,haciendo muecas indecifrables,conversaciones ininteligibles y evocaciones solitarias. Desde entonces la peonada certificaba que el hombre que aparecía cada año a la ocasión del equinoccio de verano no era ni nada más ni nada menos que Don Pedro Cabrera en persona. Salía del agua montando y jineteando un lagarto de oro tan brillante que estorpecía la vista dejando ciego al que lo miraba. Luego daba unas vueltas cerca de la presa para volverse a sumergir en ella. Al parecer los negocios le fueron muy bien, allá del otro lado del inframundo.


La Julianita que es nuestra fiel confidente añade que el amo le había vendido el alma al propio diablo y lo había seguido a las profundidades de la tierra con tal de volverse rico aunque ello lo privara de libertad. La cocinera recuerda que su desapareción no entristeció a nadie ya que administraba la finca con la misma filosofía que Pedrarias Dávila administró Nicaragua en la misma época; a punta de palo y garrote, prueba de ello eran las ruinas del cementerio que colindaba con los chiqueros en la cercanias de los cercos de la parte norte. Su esposa tampoco lloró pues se libró de una compañía que nadie quería ni en esta vida ni en la otra. La ilustre señora tuvo un mal parto dias después de su desaparición, las malas lenguas rumoreaban que el padre habia vendido a la criatura al mismo demonio para aumentar un poco más su creciente fortuna. En vida había agotado la mano de obra de los alrededores. Se presentaba a las aldeas como amigo de los indios, para luego en el momento menos esperado atraparlos y venderlos como esclavo.
Los parroquianos realizaron acciones de gracia,misas y rezos para alejar los espíritus nefastos que circulaban en el lugar. Xochiltxopan y su familia hicieron en secreto ritos acestrales con el mismo fin. A escondidas para evitarse la visita de la Santa Inquisición presente en las haciendas vecinas. Desde entonces el espanto del padre Cabrera aparece en la finca el Tabacal.
La Juliana al ocaso de su vida prefirió abandonar su puesto por miedo ya que durante decenios los decendientes de los Cabrera eran víctimas de las más crueles muertes, se hablaba de la maldición de esa familia y por temor a la fidelidad que los suyos y ella misma la habian servido, podría como ella misma lo decía recibir castigo-“ No vaya a ser que por colacha me gane un ipeguito’.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito, me gustan los detalles geográficos e históricos específicos que le dan veracidad a la historia. Saludos. : )

Homeronica dijo...

No conocía este cuento. Muy bien lograda la forma en que trabajas la historia. Te felicito. H.

Unknown dijo...

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